El coworking, o trabajo colaborativo, es una de las consecuencias de los cambios de hábitos, costumbres y cosmovisión que trajo aparejados la era digital. El auge de la oficina compartida.
La consolidación del fenómeno del coworking está ligada a la «filosofía» de trabajo que eligen las nuevas generaciones. La calidad de vida, la salud, el bienestar, el sentido de pertenencia a una comunidad y la autodeterminación son aspectos muy preciados en estos tiempos. Por otra parte, cada vez es más importante el qué y no el cómo. El trabajo debe producir resultados, generar productos apetecibles y traer innovación. En ese sentido, es sabido que la productividad y la creatividad se maximizan en un clima relajado, agradable y lúdico, y en momentos de esparcimiento y ocio. Esto es lo que ofrecen los espacios de coworking con sus ambientes luminosos, comedores compartidos, juegos de mesa, parques o balcones y mobiliario moderno pero descontracturados. Un estilo que marcó Google con sus oficinas, que revolucionó la forma de entender el lugar de trabajo.
Para Daniel Salvucci, co fundador de la ofi.co, los espacios de coworking «son las sociedades de fomento del siglo 21». Responden a una tendencia, no a una moda. «Apostamos a este negocio porque vimos una ola de trabajo descentralizado que estaba desatendida. La zona oeste es hoy un punto de encuentro de la creatividad y la innovación. Estamos en un lugar privilegiado de la nueva economía del conocimiento, por eso tenemos planes de expandirnos en 2016 y ofrecer nuevos espacios».
Buenos Aires posee más de 7.000 m2 de coworking, repartidos en 21 espacios, en los que trabajan 615 personas –entre 25 y 35 años– que gestionan 280 proyectos. El Centro Metropolitano de Diseño y el otro en Plaza Houssay, son públicos
En tanto, los socios URBAN Station, advierten que «otros puntos importantes son el networking y la generación de un espacio de pertenencia.» Atentos a esta demanda, Urban se propuso desarrollar la primera red mundial para trabajadores móviles. «Luego de 6 años de nuestra apertura seguimos creciendo e incorporando sucursales en Argentina y en el exterior».
En cuanto a la rentabilidad del negocio, todos coinciden en el punto que señala Agustín Ruiz Nattero, fundador de Capital Working, de la ciudad de Córdoba «por ahora, los márgenes son ajustados, hay que saber gestionar muy bien para que funcionen.» Así, Martín Frankel, co fundador de Area Tres, notó que la forma de hacer más rentable el negocio es lograr escala. En ese sentido, le adelantó a Infobae, la inauguración en 2016 de lo que será el espacio de coworking más grande de Latinoamérica, un edificio de más de 5,000m2 en el barrio de Palermo, «será el polo principal del ecosistema, con más de 500 emprendedores, start ups tecnológicos, Pymes y grandes empresas compartiendo un único espacio». «Ofreceremos un calendario de eventos de alta calidad, diseño moderno y estará lleno de energía motivadora… será un lugar muy especial», apuesta Frankel, un australiano que creció en EEUU y que vino a la Argentina a trasladar la tendencia que advirtió en su país de residencia.
El modelo de coworking también es el elegido por la mayoría de las aceleradoras de start ups tecnológicas que ofrecen el espacio a los proyectos bajo su paraguas, como una forma de brindarles, además del servicio de oficinas, un ambiente motivador y la posibilidad de que estén todos reunidos si se organizan cursos, charlas o coachings.
A pesar de su crecimiento, como toda nueva actividad, el coworking necesita un marco que la contemple en sus particularidades, en este sentido Mariano Mayer, director general de emprendedores del Gobierno de la Ciudad, sostiene que «desde la Dirección de Emprendedores y el GCBA buscamos darles un nuevo marco formal y legal que facilite la apertura de nuevos co-workings, por esta razón estamos trabajando con la legislatura».
Fuente: Infobae